El columpio y la obesidad

Ayer en la visita al psicólogo se me ocurrió que la obesidad es como un columpio. Os explico...

Cuando conseguimos adelgazar bastantes kilos como para dejar atrás la obesidad y tener un simple sobrepeso, como es mi caso ahora, es como cuando estás columpiándote y estás en lo más alto, notando el viento, viendo el horizonte a lo lejos y con esa sensación de subidón tan indescriptible... pero si dejamos de darnos impulso, poco a poco iremos frenando, y si no queremos dejar el balanceo y queremos seguir mirando al horizonte desde las alturas, no nos queda otra que seguir con el movimiento de piernas y de cuerpo necesario para generar el balanceo. Ese movimiento se transforma en algo mecánico pero que no deja de ser un esfuerzo voluntario nuestro. Es lo que hay si no queremos parar.

Con la obesidad nos pasa lo mismo.

Los que hemos llevado un balón nos han estado empujando en el columpio, ayudándonos a subir a lo más alto, a ver el horizonte deseado. Pero la ayuda cesa, y somos nosotros los que con nuestro esfuerzo debemos manternos a la altura de las circunstancias. Y si dejamos de hacer esfuerzo, el resultado no es otro que volver a coger el peso que dejamos atrás... que se pare el columpio. Y luego cuesta más ponerse en marcha, que la inercia hace mucho!

Así que hay que hacer ese esfuerzo diario, momentito a momentito. Y saber ver cuándo nos relajamos, porque la falta de velocidad nos lo indica, para volver a darnos impulso y lograr nuestro objetivo: no perder de vista ese horizonte que tanto nos gusta!